Cualquier práctica sadomasoquista implica un riesgo. El conflicto surge de manera muy especial cuando se llevan a cabo este tipo de juegos sin conocimiento de los peligros que pueden tener.
“¿Te lanzas del bungee si sabes que existe un porcentaje de probabilidad de que se rompa la cuerda de la que te sostienen? Habrá quien lo haga y quien no, pero lo importante es saberlo y tomar la responsabilidad del acto”, dice la neuropsicóloga Guillermina González, de la Clínica del Comportamiento.
Es así que el atar, morder, pegar, amarrar, asfixiar, quemar y humillar son practicas que pueden llegar a ser válidas si se realizan de común acuerdo, y con las medidas de seguridad necesarias.
“La intención no es lastimar al otro, sino provocar sensaciones de placer antes no experimentadas. Para que una persona lleve a cabo este tipo de actividad debe tener conocimientos incluso médicos, justo con el fin de no lesionar a las personas”, dice Apeiron, practicante de éste tipo de juegos y creador de Sadoméxico, donde enseñaba amarres, temas médicos y fabricación de “juguetes”. Algunos conceptos
El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, conocido como DSM IV, de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA por sus siglas en inglés), considera al sadismo y al masoquismo como trastornos de la sexualidad.
Lo ubica en las parafilias, que son patrones de comportamiento sexual en el que la fuente predominante de placer no se encuentra en la cópula, sino en alguna otra cosa o actividad que lo acompaña.
En sus criterios de diagnóstico, para el masoquismo sexual considera que una persona lo padece si durante un periodo de al menos seis meses tiene fantasías sexuales recurrentes y altamente excitantes, impulsos sexuales o comportamientos que implican el hecho real y no simulado de ser humillado, golpeado, atado o alguna otra forma de sufrir.
El manual indica que la persona padece sadismo si, durante un período de al menos seis meses, presenta fantasías sexuales recurrentes y altamente excitantes, impulsos sexuales o comportamientos que implican actos (reales, no simulados) en los que el sufrimiento psicológico o físico (incluyendo la humillación) de la víctima es sexualmente excitante para el individuo.
Además, estas fantasías, impulsos sexuales o comportamientos deben provocar malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de vida del individuo.
Los riesgos
El Sexólogo Francisco Delfín dice que las prácticas conocidas como BDSM (Bondage: esclavitud, cautiverio; Discipline: disciplina, Dominance: dominación; Submission: obediencia; Sadism: sadismo y Masochism: masoquismo), son simuladas.
Agrega que la dominación puede ser también psicológica y no tan sólo física. A estas preferencias se les ha identificado como expresiones comportamentales de la sexualidad o simplemente como expresiones de la sexualidad. En ellas, dice, hay reglas para su ejercicio, como la práctica sana, segura y consensuada.
“Debe haber un mutuo acuerdo, conocimiento de las prácticas e incluso una palabra clave que alerte al que está infringiendo el dolor o el castigo de detenerse”, comenta el especialista.
La neuropsicóloga Gullermina González advierte que el riesgo supuestamente controlado puede dispararse en algún momento.
“Si la persona que lo ejerce tiene carencias emocionales y trastornos psicológicos es probable que no mida los riesgos de la práctica. Puede incluso tener un impulso destructivo para con las otras personas o para consigo misma”, explica la especialista.
Mayra Pérez, del Instituto Mexicano de Sexología (Imesex), recuerda que en la práctica del BDSM existe el Rack (Risck Aware Consenual Kink), que es el riesgo asumido y consensuado para prácticas de sexualidad no convencionales, incluso heridas o la muerte.
“Las heridas o muerte difícilmente suceden, pues los practicantes se cuidan en extremo, conocen de primeros auxilios e incluso identifican reacciones corporales mucho mejor que los profesionales de la salud”, señala la especialista que realiza el primer estudio sobre mitos, estigmas y tabús del BDSM en México.
José de Jesús González, del Grupo Interdisciplinario de Sexualidad, comenta que una persona que desee la muerte durante este tipo de prácticas sexuales debe de ser analizada no desde los parámetros sociales y morales, sino desde su propia particularidad.
“Por supuesto que pueden existir ideas equivocadas que se pueden solucionar en terapia. Los juegos eróticos de dominación y poder pretenden que experimentes placer en vida, por lo que sería un contrasentido pensar en la muerte”, explica el sexólogo.
Poca información
El sadomasoquismo se practica en nuestro país, sin embargo, no se conoce una cifra o un número que indique a cuántas personas les gusta. Para los investigadores y practicantes, ese anonimato también implica un riesgo, pues pueden existir personas que se aprovechen de las circunstancias.
Lo que si se ha conocido son las muertes de personas famosas por practicar sadomasoquismo.
En 2009 se supo que el famoso actor David Carradine, que contaba con 72 años de edad, había muerto asfixiado por estimulación erótica en un hotel de Bangkok, Tailandia.
Se presume que por la misma causa murió en 1997 el vocalista y compositor de la agrupación australiana INXS, Michael Hutchence. A esta lista también se agrega el diputado británico Stephen Milligan, quien murió en 1994.
Pero el primer registro que se tiene de la muerte de un personaje famoso por asfixia erótica se remite al siglo XVIII, con el caso del compositor nacido en Praga, Frantisek Kotzwara.
Existen además varios artistas que suelen llevar a cabo este tipo de prácticas sexuales abiertamente, tal es el caso del vocalista de la banda de rock alternativo Faith No More, la esposa de Kurt Cobain, Courtney Love, y el compositor y cantante Marilyn Manson.
Apeiron comenta que en sus inicios de las prácticas BDSM hace más de 10 años, estuvo expuesto a riesgos diversos que lo llevaron en más de tres ocasiones directo al hospital.
“Me han criticado por sacar a la luz este tipo de gusto y la manera segura de llevarlo a cabo, pero creo que entre más se conozca esta práctica menos heridos física y emocionalmente puede haber”, comenta Apeiron.
¿Cómo y cuánto tiempo atar? ¿Hasta dónde pegar? ¿Cómo asfixiar?
Los especialistas dicen que siempre debe existir un límite y éste se encuentra en el respeto a la persona con la que se comparte la experiencia.
Que bueno tu post, menos bla bla bla como en las otras paginas y más acción, asi me gusta no copian nada
es una opinión nada más
saludos atentos
Oye pinche español de mierda, si te hago el favor de firmar tu pinche blog feo es porque quiero dar una opinión, no para que modifiques mis firmas.
Vete a la verga