Mamador de panochas

Que pasión raza, como andan, hoy precisamente después de tanto meditarlo, me anime a subir este post.

Soy aficionado a las muchachas de paga pero me enfoco más hacia las salas de masajes, desde la secundaria adquirí un gusto en particular por mamar burras, me encanta el olor y el sabor, ese jugo escurriéndome por toda la puta cara  y el dedeo para prepararle a la bestia el camino de la excursión hacia la caverna.

Bueno ya mucho rollo hace días fui a una sala de masajes que esta mmm sepa la madre que calles solo sé que se llama playboy, si alguien de los lectores sabe la dirección pónganla en los comentarios, bueno total, andaba merodeando la zona por el jale que tengo, todo pinche asoleado y preocupado por problemas laborales, pero cachondo porque en el centro regiomontano se dejan ver unas nalgonas que para que les cuento, me traían con el chile bien paraguas.

Ya pase por donde esta esa sala, la verdad la fachada se ve algo pinche, pero me toque las  bolsas sentí morrallita para hacerla para el eco de regreso, abrí la cartera y traía una lanilla y me dije a mi mismo, mi mismo chingue a su madre tu puedes, así que camine con valentía y gallardía hacia la puerta para adentrarme en ese santuario de la perdición.

Me recibió un chavo y una mujer no tan grande los 2 de apariencia de zanahorias, y ya me dijeron de cuanto era el sablazo vi varias morras que se pararon en chinga al verme, una me llamo la atención, se las voy a describir, piernas torneaditas, nalguitas paraditas, pechos mamables, opte por ella, ya en el cuarto solos me empecé a encuerar, para mi suerte no andaba tan apestoson, yo no me baño antes de asesinar, así que lo que piensen me tiene sin cuidado.

Ya le digo que los extras y demás cosas, me siento y pinche vieja me empezó a dar unas mamadas de campeonato con mi casco nazi le tocaba la campana de la garganta casi casi sonaba como las campanas del box.

Le vi su culito bien bonito mientras estaba puliéndome a mamadas, le dije, que si me dejaba chuparle su rayita, la verdad para estar en esto del sexo extremo hay que correr riesgos, los que lo practicamos sabemos que pinche pedo, la acosté y le empecé a chupar su parte noble, con atención, cuidado que se merece cualquier chochita, empecé a mamarle despacio, quedito poco a poco subí el tono, el mamometro se encontraba ya en el 7 que el máximo es el 10, la intensidad subió, sus gemidos poco a poco fueron saliendo de su ser, de ella broto ese liquido sabroso, esa panocha tenía el sabor de aguamiel de esa que venden en la carretera, sus fluidos empezaron a llenarme todo el hocico, me lo bebía, la verdad hay veces que preferiría echarme mis tacos mañaneros con fluidos vaginales que con un cocón bien helado, retomando la odisea, el mamometro ya estaba en el 10, el punto de ebullición estaba latente, porque nos pusimos en la posición denominada como el 69, ella me la chupaba y yo me seguía hidratando de ese liquido vital para mi, sus gemidos armonizaban con las lengüeteadas que le daba a su clítoris, estaba castigándola mediante el placer hasta que dijo ya no mas, métemela papito, se subió y cabalgo en el corcel sexual, pinche cogidón que le di, hice que se viniera tembló toda pensé que se me iba a desarmar ahí pero no, solo era el orgasmo que a metidas y mamadas le provoque.

Así es muchachos, me gusta de a madre mamar panochas, 15 años en el negocio del placer vendido y no he contraído nada, me la he jugado y he ganado.

Me presento me dicen Hércules Titánico, si les gusto el relato firmen y digan que si para volver a escribir sobre como adquirí el gusto por el beso negro y que me horadaran con un dedo, pero dedo femenino.