La muy puta se contoneaba por toda la funeraria, haciendo gala del culo que tan orgullosa le tenía, ayudada por los jeans que le ceñían de una manera tal, que permitían imaginar su forma desnuda.

De cintura angosta y tetas siliconas, grandes y ostentosas, con una cara de lascivia capaz de erguir el mástil del más caballero. Se pavoneaba sobre las botas altas que sobre los jeans llevaba y que hacían se inclinara de tal manera, parándole otro tanto el culo y… respingando mas sus exhuberancia pectoral.

Estuvimos hablando un rato, acerca de lo lamentable de la situación, pero ambos deseábamos saborear nuestros cuerpos extasiados, supurando jugos deliciosos y recibiendo nuestros manantiales de placer, una y otra vez.

En un momento fue ya imposible mantener una conversación, yo le miraba las tetas la cara, el culo y ella me saboreaba la verga con la mirada mientras se apoyaba en mi pecho para “consolarse”.

En un momento fue ya imposible mantener una conversación, yo le miraba las tetas la cara, el culo y ella me saboreaba la verga con la mirada mientras se apoyaba en mi pecho para “consolarse”.

Acá hace mucho frío – dijo- vamos al baño – sugirió, y sacando su mano de entre mis pantalones lamió sus dedos mojados con mi semen. Recuerdo, no más, que al entrar al baño lo cerró con llave y prensó su entrepierna contra mía mientras me agarraba el culo y me lamía los labios.

Acá hace mucho frío – dijo- vamos al baño – sugirió, y sacando su mano de entre mis pantalones lamió sus dedos mojados con mi semen. Recuerdo, no más, que al entrar al baño lo cerró con llave y prensó su entrepierna contra mía mientras me agarraba el culo y me lamía los labios.

Casi sin poder respirar, temiendo que alguien nos descubriera, le quité la chaqueta, la blusa, el corpiño, y comencé a mamar aquellas tetas, siliconas enormes y relucientes de sudor y éxtasis. Sudaba, jadeaba, gemía y sentía mi lengua, labios y dientes desgarrándole los pezones.

Se apartó dando un gritito de placer y mientras me veía a los ojos se quitó el jeans que tanto bien le hacian, para descubrir una pantaleta de encaje sin costuras, que se perdía entre sus nalgas perfectas y redondas. Su sexo húmedo esparcía su aroma por el lugar y así, se colocó una vez más frente a mí, y comenzó a besarme el cuello y el pecho.

Llegada su boca a mi verga, se agachó cuanto pudo y con su lengua tocó mi perineo, mientras respiraba profundo para sentir mi olor y regresar hasta mi escroto humedeciéndolo todo. Metió uno de mis testículos en su boca y ese fue el acabose para mí. No pude más, le tomé del pelo y ordenándole que abriera la boca comencé a perforarle la cara.

Llegada su boca a mi verga, se agachó cuanto pudo y con su lengua tocó mi perineo, mientras respiraba profundo para sentir mi olor y regresar hasta mi escroto humedeciéndolo todo. Metió uno de mis testículos en su boca y ese fue el acabose para mí. No pude más, le tomé del pelo y ordenándole que abriera la boca comencé a perforarle la cara.

La levanté halándola del pelo, la llevé hacia el lavabo y después de arrancarle la pantaleta le perforé su chocho. Estaba empapada, escurría de placer y comenzó a gemir sin importarle que alguien nos pudiera escuchar.

Me sujeté de sus tetas mientras la puyaba una y otra vez y acabé dentro de ella cual bestia en celo, solo quería más, repetía y volvía para nunca desocupar su hoyo carnal de placer.

Cuando terminé, la tomé del pelo y luego de darle un beso apasionado la arrodillé frente a mí para que limpiara aquel desastre. Se chupo mi falo con cariño, con primor y luego se levantó para darme un besito sobre los labios.

Sal tu primero- dijo, y se dio la vuelta para agarrarse el pelo en una cola. -Yo salgo en un momento, solo quiero arreglarme.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *