Faltaban 3 días para año nuevo, y mi amigo, cuyos padres tienen un hotel, me había invitado a pasar año nuevo con él y además me había dicho q podía traer a alguien más para pasarla. Decidí llevar a Anabella, una chica de casi mi edad (tengo 16).

Yo la había odiado cuando teníamos 9 o 10 años, pues íbamos al mismo colegio, pero desde el verano pasado en que nos vimos, empecé a hacerme amigo de ella, no por su comportamiento, sino porque se había convertido en una hembra. Ella era chaparra, pero ahora tenía casi mi altura (1.75), tenía cabello largo negro lacio. Tenía una cintura de película, y sus senos eran demasiado grandes para ella, pero eso la hacía incluso más sexy. Su culo era espectacular, por mencionar el magnifico panochin q tenia. En fin llegamos como a las seis de la noche, y nos dejaron entrar gratis, ya había llegado chingo de gente, y la música ya había comenzado. Mi amigo nos había reservado una habitación, yo creí que era una doble, pero él a propósito o por la falta de espacio debido a la cantidad de gente nos puso en una habitación con cama matrimonial.

A las 12 de la noche estábamos sudando de calor, pues habíamos bailado un vergo, y nos dispusimos a ir a nuestra habitación. Cuando abrí la puerta, ella me empujo fuertemente hacia adentro y corrió hacia mí y me empezó a besar. Yo no puse objeciones y respondí. Luego la voltee a la cama con ferocidad, pero ella adivinando mis intenciones no se resistió. Nos empezamos a sacar la ropa, muy lentamente. Mientras ella me quitaba el pantalón, yo le acariciaba dando círculos a sus pezones, por encima de su blusa apretadita que en su cuerpo se veía alucinante, y nuestras bocas no se separaban, nuestras lenguas jugaban. Luego muy lentamente le quite la blusa y el chichero, los jeans y el calzón, y ella me bajaba el pantalón y mi bóxer.

Estábamos tirados en la cama, yo encima y ella abajo. Puse mi verga dura entre sus tetas y empecé a frotarla, que deliciosa rusa. Estuvimos así como veinte minutos, luego nos volteamos, quedando ella arriba y yo abajo. Se volteo y empezó a mamármela, echada encima mío. Era delicioso, yo gemía un poco de placer y ella también con mi verga en su boca. Luego yo le empecé a mamar su chocha, y esta vez fue ella la que gimió: «¡AH, AH, AH, SI, SIGUE!». Y luego empezamos a besarnos nuevamente. Después de un rato ella se acomodo mi pene que estaba a punto de explotar en su chocha que estaba húmeda de excitación, y fue el placer más grande que jamás había sentido, ella debió pensar lo mismo, pues los dos éramos vírgenes.

«AH, SI, COGEM E, VIOLAME, SI, AH…! » gemía ella, y yo tambor, aunque con menos ruido. Yo la agarraba del culo mientras me la cogía. Luego, jadeando, vimos algo de sangre, pero no nos importo, yo la puse en cuatro patas y la agarre de los hombros y empecé a embestirla con mucha fuerza, luego de unas 10 penetradas, le solté los hombros y empecé a manosear sus tetas, sus grandes y ricas tetas, pero sin dejar de cogerla. Ella gemía y gemía pero yo sabía que era de placer yo también pero no tanto. Y ahí lo sentí, iba a salir, saque mi pinga y se la puse un su boca, y salió toda la leche en su boca mientras me la mamaba con ferocidad.

Y caímos los dos tendidos en la cama cansados, nos quedamos dormidos casi al instante.

Al día siguiente en la mañanita cogimos un rato antes de irnos, no les contare como fue, eso es otra cosa.

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