Quiero relatar una historia Real que me sucedió hace muchos años. En aquel tiempo mis hijas tenían 4 y 5 años de edad. Yo ama de casa fiel, sencilla y muy recatada. Asistía a la iglesia cristiana todos los domingos y entre semana, además cantaba en el coro y mi esposo era el director de alabanza. Siempre fui respetuosa de las creencias religiosas y participaba activamente en todas las actividades que había en la iglesia. Yo vivía en una de las calles principales de mi ciudad, había mucho tráfico de carros por ahí. Teníamos un negocio cerca de la casa donde vivíamos. Mis hijas estaban en una guardería a media cuadra de la casa con rumbo contrario al negocio que teníamos. Resulta que cade vez que llevaba a la escuela a mis niñas, había un hombre que salía de un taller vecino como a 4 puertas de mi domicilio y me saludaba primero de manera muy amable, pero después me empezaba a decir cosas que de repente me hacían sonreír. “A donde va tan guapa” o “Que Bonita se ve hoy” y cosas así. No me dí cuenta en qué momento le empecé a contestar, no recuerdo como fue, pero ya le hacía plática también, inclusive buscaba pasar para saludarlo y que me dijera cosas. Sin querer me empezó a agradar su amistad, en ocasiones pasaba y yo lo veía tomando y le decía que no tomara que eso le hacía daño. Me empezó a decir que yo le gustaba mucho y que me invitaba a salir, que fuéramos a dar una vuelta en su carro, yo le decía que no por que a mi marido lo conocen muchas personas y que si alguien me veía en un carro diferente seguro le iban a decir, pero como también manejaba un taxi me insistía ir a algún lugar fuera de la ciudad, a mi la verdad me gustaba que me dijera esas cosas, me hacía sentir especial, deseada, y sentía bonito que yo le gustara a un hombre que no fuera mi marido, había ocasiones en que pasaba junto con mi marido y yo le sonreía, y el solo se que quedaba viendo. En mi matrimonio no había motivación, Yo creo que después de tener a mis dos hijas, la pasión se perdió y caímos en una rutina muy fuerte que muchas parejas suelen caer. Llegó un día en que anunciaron una salida con el coro de la iglesia y más o menos tardaríamos una semana en regresar, no sé si fue el destino, si inconscientemente yo provoqué enfermarme, no sé, pero resulta que dos días antes de la salida me puse bien enferma de gripa y por lo tanto no pude ir. Mi esposo me dijo bueno pues te quedas a descansar y a cuidarte. Resulta que al siguiente día de que se fueron yo pasé por el lugar y como siempre me dijo cosas y yo me quedé un ratito platicando, lo que se le hizo extraño porque nunca me quedaba mucho rato ahí conversando. Pero nada sucedió ese día fuera de lo normal. Yo me sentía nerviosa como que sabía o intuía que algo podría pasar. Al tercer día me preguntó por mi marido que no lo había visto y yo le dije que había salido fuera de la ciudad y que regresaba hasta dentro de 3 días. En cuanto le dije eso no paró de insistirme que saliera con el, que lo acompañara, me decía que no pasaría nada, que solo íbamos a platicar. Fue mucha su insistencia pero siempre le respondí que no pues era muy peligroso. Entonces se atrevió más y me dijo que fuera en la noche ahí a su taller que nadie se iba a dar cuenta. Yo me negué por completo. Pero en la noche yo no podía dormir, me imaginaba que iba y lo visitaba , que me salía en la noche y nos íbamos a platicar. Total que al siguiente día yo sabia que me iba a insistir y tomé la decisión de sólo platicar con él. Qué podía perder, como el me decía , solo eran palabras y no le hacíamos daño a nadie. Así que en cuanto pasé por ahí empezó a decirme cosas y le dije : bueno vamos a platicar solamente. Y aceptó. Me dijo que si pasaba por mí yo le dije que no, que mejor ya que fuera de noche me tocara la puerta y yo le abría para que se metiera rápido y que nadie lo viera obviamente aceptó . Todo el dia estuve nerviosa no sabía de que íbamos a hablar pero en realidad yo sentía el romanticismo típico de una mujer. Yo no quería ni deseaba nada más que solo platicar. Aunque de repente yo siento que si estaba excitada aunque no lo quiera reconocer por vergüenza de fallar a mis principios religiosos. Llegada la hora acordada tocó e inmediatamente le abrí y ya estando adentro me sorprendió con un beso muy apresurado y violento que no me dió tiempo a reaccionar y de repente sentí que me quiso empujar hacia la recamara. Le dije que no, que solo íbamos a platicar, nos sentamos en los sillones pero ya había despertado en mí el deseo, había puesto emoción en mi. Creo que con ese beso inesperado despertó esa hambre sexual interna y aunque aceptó platicar yo ya estaba intranquila sin saber porque estaba deseosa que me dijera cosas bonitas. Y dicho y hecho empezó a decirme lo que siempre hacía y me dijo que le había gustado el beso, que le gustó el sabor de mis labios, fue ahí donde no se como, pero me prendió y se puso de pie y me paró para besarlo de nuevo yo no puse ninguna resistencia, me puse de pie y lo besé, de repente me empecé a perder por completo y ya no reaccionaba solo me dejaba llevar . Al estar pegado a su cuerpo, sentí como su bulto se puso duro y yo me empecé a excitar. Cuando tocó mis pechos me asusté y de repente reaccioné y pensé que estaba haciendo mal y le dije que no, que no quería seguir pero me tenía bien agarrada y de pronto con su mano libre tocó y apretó mi vagina lo que provocó sin querer un gemido de mi parte y me dijo “ya ve que si quiere, no se resista ” la verdad de ahí en adelante me perdí por completo, empezó a desabrochar mi blusa y se agachó a besar mis pechos y empecé a gemir yo no quería hacerlo pero no podía detenerme, creo que inconscientemente yo misma toqué su pene y pienso que era la señal que él esperaba, por que en ese instante me acostó en el sillón y me bajó rápida y violentamente el pantalón y las pantaletas, para esos momentos a mi ya no me importaba nada, lo único que quería es que me hiciera el amor. Aunque yo sabía que estaba mal y que no era correcto, pero mi calentura me dominaba. Así que me acomodé y yo creo que el lo entendió , porque se bajó el pantalón y luego luego trató de metermelo, pero no se si por mis nervios o no sé pero como que no podía y de repente zas lo tenía todo adentro. Y cada vez que se movía me hacía dar gritos ahogados pues no quería despertar a mis hijas, pero aceleraba el ritmo hasta que terminamos juntos. Al momento de terminar me llegó un cargo de conciencia, un arrepentimiento que no lo puedo explicar y le dije que se fuera, el quería seguir ahí pero le exigí que se fuera. Se marchó y yo estuve llorando por varias horas. No podía creer lo que había hecho no lo pensé y la verdad estaba totalmente arrepentida de mis acciones. Después trató de buscarme y le dije que no volviera a molestarme. Nos cambiamos de ahí y no he vuelto ha saber nada de él. Pero dentro de mi me siento muy sucia, sé que le fallé totalmente a Dios, a mi esposo, a mis hijas, a la iglesia etc. Tiempo después que confesé todo a mi marido y de ahí prácticamente nuestra vida matrimonial tronó, se vino abajo.

 

 

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